A veces no es necesario enojarse o gritarse para alejarse de las personas. Son actos pequeños, mal entendidos que conllevan a que un camino recién emprendido cambie y la bifurcación sea inevitable. Si lees esto, es mi forma de decirte que aunque ahora las aceras no sean paralelas, detrás de este sendero continúan inequívocamente las charlas sobre libros, naturaleza y poesía.
Que las parcas te acompañen.
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